Todos Turistas
El libro «Hay un monstruo en el lago» de Laura Fernández es una obtusa máquina multiusos. Comprende una historia cultural del monstruo del Lago Ness, una wunderkammer de freaks inolvidables, una crónica de una excursión al lago más paranormal del mundo, una intervención crítica sobre la fabricación y la circulación de bulos mucho antes de que existiera el concepto de «posverdad», una brillante reflexión sobre por qué necesitamos imaginar que hay algo más allá de la superficie del mundo, una metaliteratura sobre el arte de escribir ficciones y una disección de la anatomía del turismo.
La Atracción Turística
Una atracción turística es, al mismo tiempo, física y simbólica. El poder del símbolo depende de la robustez del discurso, de la narrativa asociada, que señala ese espacio como interesante, coleccionable, incluso imprescindible.
El Poder del Mitio del Lago Ness
La tesis de Fernández es que el Lago Ness ha necesitado periódicamente los avistamientos de jorobas, aletas o sombras para existir. Como son ficticios, han dado lugar a «una fascinante atracción turística en la que no ocurre nada. O solo ocurre en la medida en que tú quieras que ocurra».
La Energía del Turismo Global
Esa proyección psicológica, ese pacto con la magia que en ese rincón de Escocia llega al paroxismo, es la energía que mueve la maquinaria del turismo global. Una industria que se basa en otra paradoja: desde Egipto hasta el Grand Tour, fueron los ricos, los sacerdotes y los nobles quienes visitaron, se movieron, disfrutaron de la diferencia, la magnificencia, el asombro. A partir de las primeras Exposiciones Universales, no ha parado de crecer el acceso a esa experiencia. Se ha democratizado y masificado.
Desigualdad en la Industria Turística
Ficciones recientes como «The White Lotus» o «El triángulo de la tristeza» nos recuerdan que los abismos siguen existiendo tanto en la oferta de la industria del viaje como en el interior de cada arquitectura turística. Los empleados de los hoteles de lujo de Barcelona tienen prohibido usar el gimnasio o la piscina. Al mismo tiempo, en una rueda infernal, gastan parte de su sueldo en pagar experiencias que se parecen a las de los clientes: desde la comida frente al mar hasta el selfi aspiracional.
El Turismo como Reflejo
El turismo es la carta robada, el gran secreto pornográfico de nuestra época. Un misterio que se revela constantemente en las playas, los aeropuertos, los principales museos o esas colas que se forman cada día en las atracciones de Disneyland o Port Aventura. Tal vez por eso, por su supuesta transparencia, no había sido debidamente narrado y analizado, hasta que en el siglo XXI nos hemos dado cuenta de que es el gran espejo que nos refleja, porque todos somos turistas.