Funcas ha elevado al 3% su previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para este año, medio punto más de lo que había pronosticado en su anterior estimación de julio, debido sobre todo a la mayor contribución del consumo de las Administraciones Públicas, «que va a crecer un 3,8% y no un 3,1% como pensábamos antes» y, en menor medida, por el consumo privado. Se trata de la estimación más positiva, por delante de la de BBVA Research (2,9%), el Banco de España (2,8%) y el Gobierno (2,7%).
Pese a que el tirón del gasto público está animando el crecimiento económico, los expertos de Funcas alertan de que el país se enfrentará el año que viene a un agujero fiscal de unos 8.000 millones de euros que exigirá medidas adicionales de gasto y/o impuestos.
«En el consumo público influyen las entregas a cuenta y también las modificaciones de crédito, que han hecho que el gasto haya superado el efecto inercial de la prorroga presupuestaria y hayan impulsado el gasto por encima de lo que hubiera podido derivarse de la prórroga», ha explicado Raymond Torres, director de Coyuntura Económica.
También esperan un mejor comportamiento del consumo de las familias, no tanto por el comportamiento del empleo sino por el mayor incremento de los salarios: «Han crecido más de lo que habíamos anticipado y como la inflación se ha moderado se ha producido una recuperación de poder adquisitivo que se ha trasladado al consumo de las familias».
Finalmente, influye también positivamente en la revisión al alza la mayor contribución de la demanda externa -que crecerá un 0,6% y no un 0,4%, preven-, sobre todo porque habrá un comportamiento más débil de las importaciones y un dinamismo en la exportación de, principalmente, servicios turísticos y servicios no turísticos.
Para 2025 también han revisado al alza su previsión, hasta el 2,1%, tres décimas más, lo que se debe «exclusivamente a una mayor contribución de la demanda interna», ya que «los hogares que disponen de ahorro van a poder gastar más y eso va a sostener el consumo privado».
El buen dinamismo de la economía permitirá que la tasa de paro siga reduciéndose hasta el 10,5% a finales del año que viene. «Esto incorpora un plus adicional de entrada de fuerza laboral extranjera y eso es algo muy importante que ha añadido un plus a la competitividad, porque ha ayudado a que sectores tensionados con buen comportamiento de las exportaciones hayan podido disponer de mano de obra. Eso va a continuar aunque a menor ritmo en los próximos años», han señalado.
La inflacion, por su parte, seguirá disminuyendo. Proyectan que en promedio suba un 2,7% este ejercicio.
Dos riesgos: el déficit y la inversión
La gran amenaza de la economía española es la sostenibilidad fiscal. Funcas cree que este año el déficit sí bajará al 3,1%, más o menos en línea con la previsión del Gobierno (del 3%), pero considera que el año que viene descenderá sólo una décima, al 3%, medio punto por encima de lo prometido por el Ejecutivo en el Plan presupuestario (un 2,5%). «Son 8.000 millones de ajuste pendiente», aseguran.
Para poder cumplir con ese 2,5%, si se asume que el ajuste se reparte de manera igualitaria entre menos gastos y más ingresos, eso implicaría que el gasto público crezca un 3,2% en vez de un 3,7% y que la recaudación se eleve un 4,8% y no un 4,4%. Es decir, gastar menos y cobrar más impuestos. «Pensamos que sería asumible, sería un ajuste relativamente pequeño teniendo en cuenta la fuerza inercial de la economía española», tranquilizan.
El segundo riesgo es que la inversión todavía sigue por debajo de los niveles prepandemia en el sector privado, aunque esperan que mejore el próximo año a medida que bajan los tipos de interés. En lo relativo a la inversión en vivienda, creen que aunque mejore este año y el próximo será «insuficiente para compensar la falta de oferta».
«Un problema adicional de que la inversión se mantenga en niveles tan bajos es que es condición necesaria para que mejore la productividad«, agregan.
