José Coronado, preparado para decir adiós a Tirso: «Muchas veces tenemos que tragar con lo que la sociedad nos impone»

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Entrevías es uno de los últimos grandes éxitos de la ficción española, a pesar incluso de los discretos resultados de audiencia que ha marcado en Telecinco su cuarta y última temporada, que esta noche llega a su fin, por debajo de los 700.000 espectadores. Lejos queda aquel primer episodio que superó los dos millones, pero a José Coronado, su protagonista, le da igual.

«Creo que la ficción está cada vez más difícil en cadenas generalistas, cuando ya todo el mundo tenemos acceso a plataformas en las que podemos ver las series cuando queremos y sin publicidad», confesaba hace unas semanas en la presentación de la serie en el FesTVal de Vitoria. «No sé qué van a hacer las cadenas, pero no creo que las series tengan sentido en prime time«.

En efecto, el verdadero éxito de Entrevías está en Netflix: en la primera mitad de 2024 fue la cuarta serie española más vista a nivel global, superada sólo por Berlín, El caso Asunta y Ni una más, y sumó 13,9 millones de visionados. Allí llegará también la cuarta y última temporada, cuyo último capítulo se estrena esta noche en Telecinco, en los próximos meses para despedirse de los espectadores que tiene por todo el mundo.

La cuarta temporada de Entrevías ha sido especialmente dura para Tirso, ya que en la anterior mataron a su nieta. ¿Cómo te desenvuelves en esta?
A Tirso la única razón que le habían dado para creer en algo era su nieta, y se la quitan. Entonces esta temporada la empezó sumido en la tristeza más absoluta y lo único que le hace volver a la vida es ver que el resto de su familia va a empezar a tener problemas. Él, que es un militar aguerrido y nunca ha tenido miedo, empieza a sentirlo y le hace activarse. Intentará estar al lado de sus hijos y, por supuesto, va a seguir persiguiendo a quien mató a su nieta. Tirso no puede vivir sin solucionar eso.

«Hay muchos Tirsos por la calle, lo que pasa que no todo el mundo se atreve a hablar»

¿Te ha marcado mucho este personaje?
Sí, por muchas razones. He tenido el lujo de trabajar con un equipo con el que realmente hemos formado una familia. Esto lo decimos todos los actores siempre y es mentira. Nos tiramos el rollo. Pero esta vez sí es verdad. Han sido cuatro años en los que no ha habido ni una voz más alta que otra, y todo el mundo ha remado a favor de obra. Estamos presentando una serie que refleja muy bien el mundo actual en el que vivimos. Hay muchos Tirsos por la calle; lo que pasa que no todo el mundo se atreve a hablar, ni tiene ese arrojo que puede tener Tirso para decirlo que le dé la gana.
Los hombres como Tirso, ¿tienen difícil vivir en el presente que les toca?
No tienen mucha cabida; tienen que evolucionar. Ese es el problema de Tirso: se ha quedado en el siglo XX y no se ha adaptado al mundo porque no le gusta. Pero, si todos hiciéramos lo mismo, nos iríamos a la mierda. Muchas veces tenemos que tragar con lo que la sociedad nos impone.
¿Qué le aconsejarías a Tirso o a alguien como él?
Que sonría un poco de vez en cuando, que se relaje y que se adapte al nuevo mundo.

¿Refleja Entrevías nuestra sociedad?
Creo que vivimos en un mundo muy polarizado, en el que es difícil confiar en los políticos o en cualquier cosa, y donde muchas veces dan ganas de tomarse la justicia por mano propia. La prueba de ello es que ocurre a nivel global. Las tres primeras temporadas ya se han presentado en Netflix y hemos logrado cifras impresionantes en todo el mundo, alcanzando el número uno en países en los que nunca lo hubiéramos imaginado. El mundo está lleno de Entrevías, de ciudades periféricas que se forman alrededor de una capital y donde surgen problemas, sobre todo en estos tiempos de creciente globalización, con más mezcla de culturas, religiones y razas. Por lo tanto, es natural que salten chispas en todos lados. La serie es un buen reflejo del mundo en el que vivimos.
¿Cuándo te diste cuenta de que Entrevías era una historia que podía entenderse más allá de nuestro país?
Cuando salió la primera temporada en Netflix, no me lo creía. Ahí me di cuenta de que habíamos hecho una serie que valía para todo el mundo, que era una verdaderamente global y que hablaba de todas estas ciudades y de todas estas familias que existen en cualquier lugar. Me di cuenta de que teníamos un filón.
¿Qué sientes por Tirso?, ¿empatizas con él?
A mí Tirso me cae bien porque lo que le salvan son sus principios, su dignidad y el amor por los que quiere de verdad, su familia. Para mí, eso le redime de todo lo demás.

«No todos los personajes te tienen que caer bien, pero sí entenderlos. Si tú haces de un asesino, para hacerlo bien, tienes que entender por qué mata»

¿Prefieres los personajes que te caen bien?
No todos los personajes te tienen que caer bien, pero sí necesitas entenderlos y justificarlos. Si tú haces de un asesino, para hacerlo bien, tienes que entender por qué mata.
También estrenas la película Puntos suspensivos y tienes una serie con Netflix, Legado. ¿Qué te apetecería hacer ahora?
No lo sé. Es una profesión muy difícil y no siempre lo tengo claro. Lo que sí tengo es la capacidad de enamorarme de lo que realmente tengo entre manos. Porque siempre hay 20 proyectos que están todos genial y te ilusionan, pero luego se truncan por una razón u otra. He aprendido a ilusionarme y enamorarme sólo cuando tengo algo firmado. Ese es el proyecto que me gusta: el que tengo firmado.
¿Te pesa la fama, que la gente te paren, te pidan fotos…?
A mí la gente siempre me ha tratado con mucho respeto y, generalmente, me transmite una energía de la que yo me revitalizo. Hay muchos actores a quienes les molesta que los paren por la calle. ¿Pero cómo te va a molestar si te están dando una energía preciosa y estás ganándote un espectador más para tus próximos trabajos? Eso a mí nunca me ha molestado. Además, este trabajo me da muchas cosas buenas: no me aburro, viajo mucho, conozco a mucha gente… Y sí, a veces repercute en tu vida personal, pero eso no me molesta.
Hablando de tu vida privada, ¿te ha molestado que se interesen por ello?
En mi caso, mi vida privada es mía. La gente no sabe con quién duermo o dejo de dormir, y si lo sabe, será por otros, no por mí. Yo nunca hablo de mi vida privada; eso lo intento mantener para mi familia, mis amigos y la gente que me quiere. Así que, como nunca me he prestado a eso, no tengo gente que me siga por la calle para hacerme fotos o grabarme, porque no les doy ni esto. De mi trabajo sí, lo que queráis, pero de mi vida privada, nada.
Tuviste un infarto en 2017, ¿cómo llevas la salud?
Eso fue una bendición. Me tomo mi pastilla y sí, dejé de fumar y me cuido más. Llega un momento en la vida en la que tienes que cuidarte y estar bien. Quiero hacer personajes con bastón. Ese infartillo me hizo reflexionar mucho sobre la vida y adoptar diferentes actitudes que me han hecho ser mucho más feliz.
Prensa24.es