Barcelona, una ciudad conocida por su innovación urbanística, ha sido pionera en la implementación de las supermanzanas como modelo de movilidad y convivencia. Sin embargo, un reciente estudio realizado por dos profesores de la Universidad de Barcelona arroja luz sobre posibles problemáticas en torno a esta iniciativa que ha captado la atención de propios y extraños.

Las supermanzanas, que buscan priorizar los espacios para peatones y disminuir el tráfico en el interior de grandes manzanas de la ciudad, han sido elogiadas por su enfoque sostenible y amigable con el medio ambiente. No obstante, el informe advierte sobre la necesidad de adaptar este concepto a una escala metropolitana para evitar la generación de desigualdades y maximizar su efectividad en el largo plazo.

¿Cuáles son los principales cuestionamientos del estudio?

Uno de los puntos críticos abordados en el estudio es la posible concentración de recursos y servicios en el interior de las supermanzanas, lo que podría llevar a una exclusión involuntaria de aquellos que residen en zonas periféricas. Esta centralización de servicios podría acentuar las desigualdades sociales y económicas en la ciudad, contrarrestando los objetivos iniciales de inclusión y sostenibilidad.

Además, se plantea la necesidad de integrar de manera más efectiva el transporte público en el diseño de las supermanzanas, garantizando así una movilidad equitativa para todos los ciudadanos. Sin una planificación adecuada, el modelo corre el riesgo de no ser accesible para aquellos que dependen del transporte público, limitando su alcance y beneficios a una parte de la población.

Por otro lado, la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con las supermanzanas ha sido resaltada como un factor clave a considerar. Involucrar a los residentes en el diseño y evolución de estos espacios es fundamental para garantizar su aceptación y adaptación a las necesidades reales de la comunidad.

¿Qué propuestas se plantean para mejorar el modelo?

Ante estos desafíos, el informe sugiere la implementación de medidas que permitan escalar el concepto de supermanzana a nivel metropolitano, integrando de manera más amplia a todas las áreas de la ciudad. Esto incluiría la creación de una red interconectada de supermanzanas que abarque diferentes barrios y garantice la equidad en la distribución de recursos y beneficios.

Asimismo, se propone fortalecer la planificación urbana con enfoque en la diversidad funcional de las supermanzanas, incorporando espacios verdes, equipamientos comunitarios y servicios públicos de manera equitativa en todas las zonas de la ciudad. Esta estrategia apunta a evitar la concentración excesiva de servicios en determinadas áreas, promoviendo la cohesión social y la accesibilidad universal.

Conclusiones finales

En definitiva, el estudio realizado por los profesores de la UB plantea importantes reflexiones sobre el futuro de las supermanzanas en Barcelona y su potencial impacto en la configuración urbana y social de la ciudad. Si bien este modelo ha demostrado bondades en términos de sostenibilidad y calidad de vida, es necesario abordar los retos identificados para garantizar su viabilidad a largo plazo y su contribución efectiva a una ciudad más inclusiva y equitativa.

La adaptación de las supermanzanas a una escala metropolitana, la integración del transporte público en su planificación y la participación activa de la ciudadanía en su desarrollo son aspectos clave a considerar para potenciar los beneficios de esta innovadora propuesta urbanística. Barcelona enfrenta así el desafío de evolucionar su modelo de supermanzanas hacia una versión más amplia, integradora y justa para todos sus habitantes.