En Corea del Sur, existe un término conocido como ‘gwarosa’, que se traduce como muerte por trabajar a destajo hasta la extenuación. Esta dura realidad se hizo evidente en el caso de un joven repartidor autónomo de la empresa de comercio electrónico Coupang, conocido como el Amazon asiático. Este joven, y muchos otros como él, se ven obligados a acumular jornadas de trabajo de hasta 15 horas entregando paquetes por sueldos precarios, sin que la empresa reconozca la verdadera dimensión de estas muertes por causa laboral.

El cómic de Fabien Toulmé: ‘Trabajar y vivir’

El talentoso dibujante francés Fabien Toulmé, nacido en Orléans en 1980, ha explorado esta problemática en su obra ‘Trabajar y vivir’ (Garbuix Books). Este cómic, más allá de ser una mera obra de ficción, se presenta como una profunda investigación periodística, un cuaderno de viaje, un ensayo y un relato en primera persona que invita a reflexionar sobre un dilema que ha acompañado a la humanidad por generaciones: ¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?

El sacrificio de la juventud por el trabajo

En la actualidad, muchos jóvenes ya no están dispuestos a sacrificarlo todo por su trabajo. La historia del repartidor en Corea del Sur es solo un ejemplo extremo de una tendencia global en la que las nuevas generaciones buscan un equilibrio entre su vida laboral y personal. El trabajo ya no es el centro de sus vidas, sino una parte importante que debe complementar su bienestar integral.

La importancia del equilibrio y la salud mental

La narrativa de Toulmé nos invita a cuestionar los modelos laborales que promueven la explotación y el agotamiento de los trabajadores. Es fundamental reconocer la importancia de mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, así como velar por la salud mental y emocional de quienes forman parte de la fuerza laboral actual.

Conclusión: Más allá del trabajo, está la vida

En un mundo donde la cultura del trabajo a destajo amenaza con consumirnos, las reflexiones de Fabien Toulmé nos recuerdan que el verdadero sentido de la vida va más allá de nuestra profesión. Es hora de replantear el valor que le otorgamos al trabajo y priorizar nuestro bienestar y felicidad. Trabajar para vivir, no vivir para trabajar.