El legado de una panadería en la España rural: una historia de sacrificio y tradición
Un retrato emocionante de Jesús Peribáñez, el panadero que es más que un proveedor de pan
Sin pan no hay pueblo. Esta premisa se vuelve una dolorosa realidad en Teruel, donde de los 236 municipios, solo 40 mantienen una panadería activa. En este panorama desolador, se erige la figura de Jesús Peribáñez, un panadero cuyo trabajo va más allá de hornear barras de pan. Para los habitantes de los doce pueblos que conforman su ruta diaria, Jesús es un pilar indispensable en sus vidas.
Una vida dedicada al pan y a la comunidad
Jesús, heredero de la panadería ‘Burbáguena’, realiza un sacrificado recorrido tres días a la semana para llevar el pan recién horneado a los lugareños. Su jornada comienza de madrugada y se extiende hasta bien entrada la mañana, recorriendo más de cien kilómetros por caminos rurales que desafían las inclemencias del clima.
El panadero ‘premium’ de la región
Jesús, conocido como ‘el Omega’ por su puntualidad y eficiencia, se convierte en mucho más que un simple proveedor de pan. Además de abastecer a los pequeños pueblos, se convierte en un confidente, un amigo y hasta en un repartidor de medicinas para aquellos que lo necesitan. Su labor va más allá de lo comercial, es un servicio a la comunidad.
El futuro incierto de las panaderías rurales
El caso de Jesús Peribáñez refleja una realidad preocupante: el cierre masivo de panaderías en zonas rurales. Según un estudio de la Cámara de Comercio de Teruel, la mayoría de los comercios rurales no tienen garantizada su continuidad en los próximos años, dejando a comunidades enteras sin un servicio básico y vital como es el pan diario.
Un adiós necesario y merecido
Tras casi medio siglo de entrega a su oficio, Jesús se prepara para jubilarse y cerrar las puertas de la panadería que ha sido su vida. A pesar de no contar con un relevo generacional, su legado perdurará en la memoria de aquellos que valoraron su labor incansable y su espíritu solidario.
Un viaje hacia nuevos horizontes
El cierre de la panadería de Jesús representa el fin de una era, pero también el comienzo de una nueva etapa. Con el anhelo de realizar un viaje soñado a Argentina, Jesús se despide de su horno y de sus clientes con la satisfacción del deber cumplido y la certeza de haber sido mucho más que un panadero para su comunidad.