En el Mobile World Congress de este año se presentó el Samsung Galaxy S25 Edge, el teléfono más delgado jamás visto de la marca coreana. Con tan solo 5,8 milímetros de grosor, Samsung ha apostado por un diseño ultrafino que busca destacar en el mercado. Durante semanas hemos tenido la oportunidad de probar este dispositivo que, si bien comparte similitudes con los modelos Ultra y Plus, se distingue por su elegancia y ligereza.

El cuerpo de titanio combinado con cristal Gorilla Glass Ceramic 2 en el frontal y Gorilla Glass Victus 2 en la parte trasera le otorgan al Galaxy S25 Edge un acabado premium indiscutible. Sorprende su peso de tan solo 163 gramos y su grosor de 5,8 mm, características que lo hacen destacar visualmente y al tacto, asemejándose casi a un objeto de colección.

Una pantalla de alta calidad con matices a considerar

El panel Dynamic AMOLED 2X de 6,7 pulgadas con resolución QHD+ y 120 Hz adaptativos coloca al Galaxy S25 Edge entre los mejores del mercado. Sin embargo, carece de la capa antirreflejos presente en el modelo Ultra, lo que puede afectar su visibilidad en exteriores. A pesar de esto, su rendimiento en interiores es excepcional, brindando una experiencia visual inigualable.

Rendimiento y temperatura: un equilibrio delicado

Equipado con el potente Snapdragon 8 Elite for Galaxy, el Samsung Galaxy S25 Edge ofrece un rendimiento destacado. No obstante, al estar alojado en un cuerpo tan delgado, el chip experimenta dificultades para disipar el calor, especialmente en sesiones prolongadas de uso intensivo. A pesar de esto, se mantiene como uno de los procesadores más potentes del mercado, aunque con ciertas limitaciones en cuanto a la gestión térmica.

Experiencia fotográfica diferenciada

La cámara del Galaxy S25 Edge incorpora un sensor de 200 MP utilizado en el modelo Ultra, lo que garantiza imágenes sorprendentes con gran detalle y fidelidad de color. Sin embargo, la ausencia de un teleobjetivo limita su capacidad de zoom, lo que puede afectar la calidad de las fotos en distancias extendidas. Aun así, destaca en condiciones de baja luminosidad gracias al modo Nightography, ofreciendo resultados satisfactorios en diversas situaciones.

Autonomía y funciones de IA

La batería de 3.900 mAh del Galaxy S25 Edge, si bien más pequeña debido a su diseño delgado, puede no ser suficiente para usuarios con un uso intensivo del dispositivo. Además, su velocidad de carga de 25W se ve superada por modelos como el Plus y Ultra, que alcanzan los 45W. Por otro lado, Samsung ha integrado funciones de inteligencia artificial como ‘Circle to Search’ y edición generativa de fotos, aunque estas características aún tienen margen de mejora.

Conclusión: ¿vale la pena la elegancia?

El Samsung Galaxy S25 Edge se presenta como un teléfono atractivo y sofisticado, con un rendimiento destacado y un diseño ultradelgado que lo hace destacar en el mercado. No obstante, su limitada autonomía y algunas restricciones en cuanto a características técnicas pueden ser consideradas como puntos débiles. Por un precio inicial de 1.099 euros, es importante evaluar si la estética y ligereza del dispositivo justifican las posibles limitaciones funcionales en comparación con otras opciones disponibles, como el S25 Plus.