¿Por qué hasta el político más infame dice aspirar a un mundo mejor?
El engañoso discurso del «mundomejorismo» en la política actual
En la actualidad, la idea de un mundo mejor se ha propagado de tal manera que ya no es exclusiva de concursos de belleza o aspirantes a títulos honoríficos. Es una aspiración compartida por una amplia variedad de personas, desde chefs reconocidos hasta figuras del deporte, pasando por participantes de eventos como Eurovisión e incluso influencers que destacan en redes sociales. Incluso los políticos más cuestionados utilizan este discurso como una forma de justificar sus acciones más polémicas.
Este fenómeno del «mundomejorismo» se ha vuelto una especie de maquiavelismo encantador que encuentra eco en sociedades saturadas de entretenimiento superficial, donde los videos de gatitos superan al pensamiento crítico y la capacidad de asombro se ha desvanecido. En este contexto, la noble búsqueda de un mundo mejor se convierte en un pretexto para encubrir decisiones moralmente cuestionables, alimentando la corrupción, el sectarismo y la incompetencia.
La importancia de retomar el «eudaimonismo»
Ante la vacuidad del «mundomejorismo», surge la necesidad de volver a conceptos más profundos y significativos. En lugar de aspirar a un mundo mejor de manera superficial, es momento de abrazar el «eudaimonismo». Este término, acuñado por Aristóteles en el siglo IV a.C., se refiere a la búsqueda de la «eudaimonia» o el buen espíritu, como el fin último de la vida humana.
Aristóteles enseñaba que la eudaimonia no se basaba en placeres pasajeros, sino en vivir de manera virtuosa, cultivando valores y actuando en consecuencia. Según el filósofo griego, la felicidad verdadera depende de factores externos como la salud, la amistad, la prosperidad material y un entorno social justo. Es en una sociedad bien ordenada donde se puede alcanzar la buena vida y la verdadera felicidad, no desde la mera retórica vacía de un mundo mejor.
El dilema ético detrás de la búsqueda del poder a cualquier precio
En la vorágine política actual, la obsesión por el poder y la retención del mismo ha llevado a situaciones donde cualquier medio parece justificar el fin. En este escenario, el discurso del mundo mejor se convierte en un velo que oculta la ambición desmesurada y la falta de escrúpulos, relegando la verdadera búsqueda de la excelencia ética y moral.
Es imperativo reflexionar sobre la insostenibilidad de construir un mundo mejor desde la corrupción y la falta de integridad. La retórica vacía ha llegado a su límite, y es momento de replantear nuestros valores y aspiraciones hacia un modelo más profundo y significativo: el eudaimonismo.
Conclusiones: El desafío de trascender la superficialidad
En un mundo saturado de promesas huecas y discursos vacíos, es vital cuestionar el «mundomejorismo» como un mero barniz que encubre realidades más complejas y problemáticas. La verdadera transformación social y personal radica en adoptar principios éticos sólidos, en cultivar virtudes y en actuar con integridad, en lugar de conformarnos con aspiraciones superficiales y efímeras.
Ha llegado el momento de elevar el debate, de trascender la retórica vacía y de abrazar un enfoque más auténtico y profundo en nuestra búsqueda de un mundo mejor. El eudaimonismo nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones, a cultivar la virtud y a buscar la verdadera felicidad en la ética y la excelencia moral. Es en este cambio de paradigma donde reside la verdadera promesa de un futuro más humano y auténtico para todos.