Se cerró un capítulo amargo para el Real Madrid en el primer súper Mundial de Clubes de la historia. En las semifinales, el equipo blanco fue abrumado por un imparable París Saint-Germain, dirigido por Luis Enrique, quien se encuentra a un paso de culminar la mejor temporada en la historia del club francés.

Un espectáculo dominado por los franceses en la primera mitad fue más que suficiente para dejar al descubierto las debilidades del Madrid de Xabi Alonso, que se despide de Nueva York con su primera mancha como entrenador merengue.

Un Madrid desdibujado desde el inicio

En un partido en el que el Madrid apenas pudo contar con siete jugadores realmente comprometidos, el PSG tomó la delantera desde los primeros minutos. La falta de intensidad de figuras clave como Asensio y la desconexión de Mbappé y Vinicius marcaron el rumbo de un desastre anunciado.

Errores cruciales y falta de reacción

Courtois se convirtió en el baluarte del Madrid frente a un rival avasallador, pero los errores individuales, como el penalti regalado por Asensio y la desconcentración de Rüdiger, sentenciaron el destino del equipo blanco. La falta de cohesión defensiva y la ausencia de respuesta táctica marcaron un camino sin retorno.

La sombra de una derrota anunciada

Con el PSG dominando el balón en un 80% del tiempo de juego, el Madrid se vio superado en todos los aspectos. Los intentos de reacción fueron insuficientes, con jugadores clave desaparecidos en un escenario que exigía entrega y sacrificio. La falta de solidez estructural dejó al descubierto las carencias del equipo de Xabi Alonso.

Conclusión contundente

La derrota ante el PSG en el Mundial de Clubes deja al Real Madrid en una encrucijada, con la necesidad de replantear estrategias y corregir errores. Xabi Alonso afronta un desafío crucial para redefinir el rumbo del equipo y demostrar su capacidad como líder. Solo el trabajo duro y las decisiones acertadas podrán devolver al Madrid a la senda del triunfo.