En una reciente visita a Medina del Campo, el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, generó controversia al afirmar que «a algunos en Medina no les gusta ver a gente de otra nacionalidad». Esta declaración contrasta con la percepción de inseguridad transmitida por el alcalde Guzmán Gómez (PP) en una carta dirigida a la Subdelegación del Gobierno.

Canales fue claro al señalar que la ciudad es «muy segura» y que los problemas se limitan al ámbito de los servicios sociales. Según él, la presencia de temporeros magrebíes en espacios públicos ha sido malinterpretada, ya que desde su llegada la tasa de criminalidad ha descendido un 36%, contradiciendo así las preocupaciones planteadas por el alcalde.

La realidad detrás de las apariencias

El subdelegado Canales expresó su malestar ante la posibilidad de que se esté denigrando la reputación de la localidad, sugiriendo que existe un interés en crear una imagen negativa que afecte a la atracción de visitantes. Sin embargo, basa su punto de vista en datos objetivos que respaldan la seguridad y convivencia en Medina del Campo.

Competencias y responsabilidades

En un tono enérgico, Canales recordó que en un Estado de las Autonomías como el actual, cada administración tiene sus competencias específicas. Instó al alcalde a centrarse en sus responsabilidades locales, como los servicios sociales, y a dejar en manos de la Subdelegación del Gobierno las cuestiones de seguridad.

Situación laboral y control migratorio

El subdelegado destacó la importancia de los temporeros agrarios en Medina del Campo, subrayando que suplen una demanda laboral que la mano de obra nativa no cubre. Asimismo, resaltó la labor de la Policía Nacional y la Guardia Civil en garantizar que los trabajadores inmigrantes estén regularizados y cuenten con permisos de trabajo válidos.

Conclusión: una llamada a la objetividad y la armonía

En medio de la polémica y las percepciones encontradas, el mensaje del subdelegado Canales apunta a la importancia de basar las opiniones en datos concretos y en el respeto a la diversidad. Medina del Campo, según sus palabras, es un lugar seguro y acogedor, donde la convivencia pacífica debe prevalecer por encima de los prejuicios.