Loquillo: «He sobrevivido a la heroína, a la cocaína, al alcohol, al éxito, al poder y a la cancelación»
Explorando la vida y la carrera del icónico artista del rock
En la lejanía se vislumbra su figura, como la de un oso o un mito. Loquillo (Barcelona, 1960) avanza con la seguridad de quien sabe que está siendo observado, y al llegar a la Biblioteca Nacional, extiende los brazos y proclama: «El mundo es mío». Sorprendentemente, agrega: «Estoy a seis meses de la jubilación». Uno imaginaría su retiro en un castillo, como un Casanova, rodeado de libros y recuerdos, pero él deja claro que aún se aferra a la vida con fuerza y disfruta de los aeropuertos, esos lugares que le brindan la sensación de hogar, quizás porque creció junto a las vías del tren, testigo de partidas y regresos.
Su apariencia no pasa desapercibida, viste su característico luto que simboliza la muerte de la inocencia o del aburrimiento, y cautiva a todos los que lo saludan en el camino a esta entrevista, que no son pocos. En cada paso, relata sus últimas adquisiciones como coleccionista: primeras ediciones de obras clásicas, mapas de la Guerra Civil, motos y gramolas. Su vida parece estar imbuida de anécdotas y memorias que comparte con entusiasmo en el aire.
Viajes, identidad y liderazgo en el rock
Loquillo confiesa su apego a los aeropuertos, lugares de inicio y fin, que representan la posibilidad de escapar, un sentimiento arraigado desde su infancia. Barcelonés de corazón, se describe como un disidente, cosmopolita y mundano, cuya vida se entrelaza con la música rock. Para él, liderar una banda implica respetar la individualidad de cada miembro, creando un equipo cohesionado bajo la esencia de Loquillo.
Abandonar los Trogloditas significó para él un proceso de maduración y asunción de roles que lo llevaron a comprender la responsabilidad y el valor del liderazgo en la música. Considera fundamental proyectar autenticidad en el escenario, creyendo firmemente que el público solo podrá conectarse con un artista que se cree a sí mismo.
Reflexiones sobre la música, la política y la sociedad
Para Loquillo, un artista de rock debe ser intrépido, desafiante e inquietante, capaz de transmitir experiencias y cuestionar verdades establecidas. A través de su música y letras, busca mantener viva la esencia del rock and roll, un género que considera vital para expresar la rebeldía y la creatividad.
Profundamente arraigado en su historia familiar, Loquillo reconoce la influencia de sus padres en su identidad y en su actitud reivindicativa. Su visión crítica sobre la cultura y la creatividad lo lleva a cuestionar el papel de los sectores privilegiados en la dirección artística y a defender los derechos de los trabajadores del arte.
Superando adversidades y renaciendo en la música
Una crisis cardíaca marcó un antes y un después en la vida de Loquillo, quien ha enfrentado múltiples desafíos a lo largo de su carrera. Sobreviviente de adicciones, cancelaciones y traiciones, encontró en la música y en el escenario su refugio y su lugar de autenticidad. Su reciente disco, ‘Corazones Legendarios’, representa un renacer tras tiempos difíciles y refleja su pasión indestructible por la creación artística.
Con la certeza de que la vida está escrita y que cada experiencia moldea su camino, Loquillo se prepara para seguir creando, para seguir resistiendo y para seguir siendo fiel a sí mismo en cada actuación. Su legado trasciende la música y se convierte en un testimonio de resiliencia, pasión y autenticidad en un mundo que constantemente desafía y transforma.