Vox vs. neocomunismo: el enfrentamiento político del siglo

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Vox y el neocomunismo: paradojas de la polarización política

¿Realmente son tan opuestos como parecen?

En el acalorado terreno de la política española, el término «neocomunismo» ha surgido como una etiqueta cargada de connotaciones peyorativas, utilizada principalmente por la derecha para desacreditar a partidos como Podemos o Sumar. Se les acusa de populismo, de atacar las instituciones y de esconder autoritarismo bajo un barniz progresista. Sin embargo, al analizar detenidamente sus acciones más allá del discurso, surge una intrigante paradoja: sus prácticas se asemejan notablemente a las de Vox, su supuesto polo opuesto.

Ambos actores políticos hacen de la polarización su principal estrategia. Mientras Vox construye enemigos como el globalismo o la ideología de género, los neocomunistas apuntan al neoliberalismo o a la casta. La lógica binaria de pueblo contra élites prevalece en ambos bandos, dejando poco espacio para el diálogo y el matiz.

Hostilidad hacia la prensa: un punto en común

Otra coincidencia entre Vox y los neocomunistas radica en su actitud hostil hacia los medios de comunicación. Mientras Vox veta ciertos medios en sus ruedas de prensa, Podemos ha llegado a establecer portales de «vigilancia» periodística. Ambos acusan a la prensa crítica de manipulación o mentiras, socavando así la libertad informativa. En Castilla y León, incluso han votado juntos en contra de empresas de medios medianas y pequeñas, justificando su postura con argumentos débiles.

Desafíos institucionales y victimismo compartido

En el terreno institucional, las similitudes entre Vox y los neocomunistas se hacen más evidentes. Podemos ha intentado influir en organismos como RTVE o el CGPJ, mientras que Vox, desde gobiernos autonómicos, ha censurado libros, interferido en la educación y manipulado discursos públicos. Ambos utilizan las instituciones como escenarios de confrontación ideológica.

Además, tanto Vox como Podemos recurren al victimismo como estrategia política. Vox denuncia un supuesto «consenso progre», mientras que Podemos habla de ‘lawfare’. Ambos buscan justificar sus acciones, incluso la ruptura de normas, alegando ser víctimas de persecución.

Teatro político y oportunismo

En el ámbito de la movilización social, tanto Vox como Podemos transforman las protestas en actos de teatro político. Mientras Vox defiende la imagen de «la España traicionada», Podemos impugna sentencias y parlamentos. La legitimidad institucional queda relegada ante la voluntad autoatribuida de ambos grupos.

La paradoja se evidencia en el caso de Castilla y León, donde Vox, luego de demonizar lo público, votó en contra de privatizaciones sanitarias. Esta acción, más que por convicción, parece responder a un oportunismo político destinado a mantener su narrativa de defensores del pueblo.

Conclusión: más allá de las etiquetas

El neocomunismo no se reduce a una simple etiqueta política, sino que representa un espejo invertido de la realidad. La verdadera amenaza no reside en el nombre, sino en las prácticas compartidas con su supuesto antagonista: populismo, victimismo y desprecio por las instituciones. En la actualidad, lo verdaderamente radical es abogar por la institucionalidad sin adjetivos, dejando de lado las polarizaciones que solo alimentan la confrontación y la división en la sociedad.

Prensa24.es