El caso del préstamo de 500 millones de euros en Celsa ha tomado un giro inesperado con las declaraciones del expresidente y antiguo administrador, Francesc Rubiralta. Ante el juez, Rubiralta ha sorprendido al afirmar que, si la deuda se hubiera reclamado, se habría saldado con acciones del propio grupo. Esta revelación ha generado un revuelo en el proceso judicial en el que la actual propiedad de la siderúrgica lo señala como responsable de presuntas conductas irregulares.

Según Rubiralta, el consejo de administración estaba al tanto del crédito intragrupo, pero nunca se tomó la decisión de reclamarlo. Alega que las ampliaciones de capital de empresas extranjeras del grupo eran conocidas y estaban reflejadas en las cuentas anuales auditadas. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es por qué no se actuó antes para saldar esta deuda.

La controversia detrás de los créditos suscritos entre empresas patrimoniales y operativas

La demanda interpuesta contra Rubiralta se centra en su supuesta omisión al no declarar vencidos los créditos entre las empresas controladas por la familia Rubiralta y las sociedades operativas de Celsa. El expresidente ha defendido que el consejo conocía la situación y que la prórroga de dichos créditos era automática.

Ante la pregunta de si nunca tuvo intención de devolver el crédito, Rubiralta ha enfatizado que la decisión de reclamar correspondía al consejo de administración. Alega que el enfoque estaba en resolver la situación financiera del grupo y que, hasta 2023, nadie había reclamado el crédito intragrupo. Esta postura ha levantado cuestionamientos sobre la priorización del patrimonio familiar frente a las necesidades financieras de Celsa.

El cambio de propietarios y las consecuencias legales

En septiembre pasado, un juzgado de Barcelona autorizó la transición de la propiedad de Celsa a los fondos de inversión liderados por Deutsche Bank, SVP y Cross Ocean. Esta medida desplazó a la familia Rubiralta del control del gigante industrial del acero, alegando que el plan de reestructuración propuesto aseguraba la viabilidad del grupo.

Sin embargo, los nuevos propietarios no han dejado pasar por alto las acciones de Rubiralta y ahora reclaman responsabilidades. Acusan al expresidente de anteponer los intereses familiares a la estabilidad financiera de Celsa, generando un conflicto legal que promete ser largo y complejo.

Conclusiones finales

El caso de Francesc Rubiralta y el préstamo millonario en Celsa revela los entresijos del mundo empresarial, donde las decisiones financieras pueden tener implicaciones legales de gran magnitud. La disputa entre antiguos y nuevos propietarios pone en tela de juicio la transparencia y la ética en la gestión de una empresa de gran envergadura como Celsa. La incógnita sobre la deuda intragrupo y las responsabilidades de los administradores sigue abierta, despertando interrogantes sobre la verdadera prioridad en la toma de decisiones dentro del grupo siderúrgico.