La cruda realidad del fútbol en Nueva Zelanda: máximo 80 euros a la semana

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Gerard Garriga, la historia detrás de un jugador en el Auckland City

Descubre la realidad del fútbol amateur en Nueva Zelanda a través de su experiencia

Imagina dedicar tu vida al fútbol, enfrentarte a equipos de renombre mundial y descubrir que en el país donde juegas, el deporte que amas no es más que una pasión amateur. Esta es la historia de Gerard Garriga, un mediocampista español que ha vivido en sus propias carnes la dura realidad del fútbol en Nueva Zelanda.

Desde el 2017, Gerard se sumergió en una aventura exótica en busca de aprender inglés mientras se ganaba la vida limpiando baños de centros comerciales. Ocho años después, se encuentra representando al Auckland City en el Mundial de Clubes, enfrentándose a equipos de la talla del Bayern con una brecha abismal en recursos y profesionalismo. ¿Cómo un jugador como él sobrevive en un entorno tan desafiante?

El camino hacia Nueva Zelanda: un giro inesperado

Gerard Garriga, con experiencia en la Preferente catalana en España, decidió dar un giro radical en su vida al finalizar sus estudios y su trabajo como coordinador en un club local. Su aventura en Nueva Zelanda, inicialmente planeada como un breve descanso, se convirtió en una odisea de ocho años llena de altibajos y sacrificios.

¿Qué lo llevó a tomar la decisión de migrar a un país donde el fútbol no es más que un deporte amateur? La búsqueda de desconexión, el deseo de aprender inglés y la necesidad de explorar nuevos horizontes marcaron su rumbo hacia una tierra donde el deporte rey no es tan rey.

La cruda realidad del fútbol en Nueva Zelanda

En palabras de Gerard Garriga, el fútbol en Nueva Zelanda no es profesional. Con salarios que rondan los 80 euros a la semana, los jugadores se ven obligados a buscar otros trabajos para subsistir. La falta de inversión y profesionalismo en la liga local contrasta con la pasión y seguimiento que genera este deporte en el país.

Para Gerard, ser futbolista en Nueva Zelanda implica no solo jugar, sino también desempeñar labores de coaching y promoción del deporte dentro de los clubes. Una realidad que pone a prueba la dedicación y el amor por el juego de aquellos que luchan por abrirse camino en un entorno poco convencional.

El sacrificio y la superación de Gerard Garriga

Ganador de dos ligas y cuatro Champions con el Auckland City, Gerard destaca por su persistencia y esfuerzo en un camino lleno de obstáculos. Desde limpiar baños y trabajar como camarero hasta enfrentarse a potencias como el Bayern en el Mundial de Clubes, su historia es un testimonio de determinación y pasión por el fútbol.

A pesar de las dificultades y las duras derrotas, Gerard valora cada logro como fruto de su trabajo arduo y su dedicación. Su participación en un torneo como el Mundial de Clubes es tanto una alegría como un desafío, demostrando que el verdadero éxito no está solo en ganar, sino en superar las adversidades con valentía y determinación.

Un futuro incierto en un mundo competitivo

Con un grupo difícil por delante en el Mundial de Clubes, Gerard y su equipo se enfrentan a un reto titánico contra equipos de renombre como el Benfica y Boca Juniors. A pesar de las diferencias abismales en recursos y experiencia, cada partido es una oportunidad para demostrar el verdadero espíritu competitivo y la pasión por el fútbol.

La historia de Gerard Garriga en el Auckland City es un recordatorio de que el éxito no siempre viene de la mano de la fama o el dinero, sino de la determinación, el sacrificio y la pasión por lo que amamos. En un mundo donde el fútbol profesional brilla con luz propia, historias como la suya nos recuerdan que la verdadera grandeza se encuentra en la lucha diaria por alcanzar nuestros sueños.

En definitiva, la historia de Gerard Garriga nos enseña que el fútbol va más allá de los estadios y los contratos millonarios. Es un deporte que despierta pasiones, alimenta sueños y forja historias de superación que inspiran a todos aquellos que aman el juego por encima de todo.

Prensa24.es