Haga como yo: no se meta en política… ni convoque elecciones
Una reflexión sobre las declaraciones del presidente del Gobierno
Como Espía Mayor, he aprendido que la Historia no solo es maestra de vida, sino también de política. Los politólogos, antes seres enigmáticos, ahora figuras destacadas en los debates televisivos, deberían sumergirse en las páginas del pasado para comprender el presente. En este contexto, una frase de Karl Marx cobra relevancia: «La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa». Y pareciera que estamos viviendo una situación que roza lo absurdo.
Las recientes declaraciones del presidente del Gobierno, que se empeña en asegurarnos que está bien, nos llevan a reflexionar sobre su postura frente a las elecciones. Nos invita a olvidarnos de ellas, argumentando que convocarlas sería más peligroso que una caja de bombas sin espoleta. ¿Acaso teme el presidente a la voluntad popular?
Una postura cuestionable
Resulta sorprendente que un líder democrático desaconseje la celebración de elecciones, pues la participación ciudadana es la piedra angular de cualquier sistema democrático. Recordemos aquellas palabras irónicas de un Jefe de Estado anterior: «Haga usted como yo: no se meta en política». ¿Acaso estamos ante un homenaje velado a tiempos pasados?
El temor a las urnas
El hecho de que un presidente democrático tema a las urnas plantea serias dudas sobre su compromiso con los principios democráticos. ¿Deberíamos aceptar que un líder evite la celebración de elecciones por miedo a los resultados?
Un llamado a la reflexión
En este «Año Franco», marcado por una serie de eventos conmemorativos, la actitud del presidente nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la participación ciudadana en la vida política. No podemos permitir que el miedo o la complacencia nos alejen de nuestro deber cívico.
Conclusión
En definitiva, la democracia se sustenta en la participación activa de la ciudadanía, y cualquier intento de socavar este pilar fundamental debe ser cuestionado. No podemos permitir que el temor guíe nuestras decisiones políticas. Hacer como el presidente y evitar las elecciones no es una opción válida en una sociedad democrática. La voz del pueblo debe ser escuchada y respetada en todo momento.