La transición energética en España: equilibrio y desafíos en el horizonte 2030
Analizando el impacto del reciente apagón y el papel de las renovables y la nuclear
En medio de la transición energética que atraviesa España, marcada por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), el reciente apagón del 28 de abril ha desatado un intenso debate sobre el sistema eléctrico y el papel crucial de las energías renovables y la nuclear en la seguridad energética del país. ¿Pero qué implicaciones reales tiene este evento para la transición energética en curso? ¿Estamos en riesgo de desviarnos de nuestros objetivos para 2030?
Manuel Moral, profesor del máster en Transición Energética Renovable en la Universidad Europea, sostiene que es fundamental desligar las distintas formas de generación de energía de posturas políticas y enfocarse en el verdadero propósito de la transición energética: evolucionar hacia fuentes de energía sostenibles que reduzcan las emisiones contaminantes.
Desafíos y reflexiones sobre la transición energética
El apagón ha despertado cuestionamientos sobre la velocidad y la priorización en la implementación de las medidas necesarias para cumplir con los ambiciosos objetivos del Pniec para 2030. Moral plantea la necesidad de replantear los plazos y reforzar aspectos clave como el despliegue de tecnologías de almacenamiento de energía para garantizar el éxito de la transición.
En un escenario donde se espera que el 81% de la electricidad generada en España sea renovable en 2030, se hace imprescindible regular el sistema eléctrico para mantener su estabilidad. Esto implica la implementación de tecnologías adicionales en las instalaciones de generación renovable, lo que conlleva costes adicionales pero necesarios para asegurar la calidad del servicio eléctrico.
El papel de las renovables y la diversificación energética
Desde APPA Renovables se destaca la importancia de reforzar las redes eléctricas, impulsar el almacenamiento energético y trabajar en la flexibilización de la demanda para garantizar la suficiencia y seguridad energética. La diversificación de tecnologías renovables, como la biomasa eléctrica, la minihidráulica y la eólica, se presenta como una estrategia clave para fortalecer el sistema eléctrico nacional.
En este sentido, se plantea la necesidad de apostar por tecnologías renovables que, si bien pueden tener costes ligeramente superiores a la fotovoltaica, aportan estabilidad y complementariedad al sistema, contribuyendo así a su sostenibilidad a largo plazo.
La industria como motor de la transición energética
La industria española juega un papel fundamental en la transición energética, siendo responsable de un tercio del consumo energético total del país. Su implicación resulta crucial para cumplir con los objetivos de descarbonización, aunque se enfrenta a desafíos como la electrificación de procesos productivos intensivos en energía.
En este contexto, la planificación territorial para alinear la industria con el potencial de las energías renovables es un aspecto clave que aún requiere mayor atención. La incertidumbre regulatoria y la falta de una visión unificada sobre la estabilidad del sistema eléctrico pueden condicionar las inversiones necesarias en descarbonización.
El rol estratégico de la energía nuclear
Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, destaca la importancia de la energía nuclear en la matriz energética española, al representar aproximadamente el 20% de la electricidad consumida sin emisiones de CO2. Su papel como fuente constante y fiable de energía resulta fundamental para la estabilidad del sistema eléctrico.
Araluce subraya la necesidad de valorar la energía nuclear como un pilar clave en la descarbonización, especialmente en un contexto de escaso desarrollo de capacidades de almacenamiento para optimizar la generación de energías intermitentes como la solar y eólica.
Profesionales cualificados: el desafío de la transición energética
En un momento crucial para la transición energética, la demanda de profesionales cualificados en el sector energético es creciente. Desde técnicos de Formación Profesional hasta titulados universitarios especializados, se requiere una variedad de perfiles para hacer frente a los desafíos tecnológicos y operativos de esta transformación energética sin precedentes.