¿Música en directo o a las 10 en casa haciendo scroll’?
El dilema entre el arte sonoro y el ruido cotidiano
Que se le llame coloquialmente decreto del ruido ya decanta los términos de la conversación. A ver, el ruido es una cosa, y la música a un volumen alto, tal vez molesto, es otra. Y por ahí va, para empezar, una queja de los promotores, managers y gestores culturales, que en el proyecto que se está elaborando no se dé un trato distintivo (y protegido) al concierto frente al estruendo del tráfico o del taladro en una obra.
La polémica surge al cuestionar si se puede equiparar el disfrute de la música en vivo, con toda su carga emocional y artística, con simplemente hacer scroll en el feed de redes sociales a las 10 de la noche. ¿Acaso la experiencia sensorial y cultural de un concierto puede ser reducida a un nivel tan banal?
Impacto cultural y social
La música en directo no solo es una forma de entretenimiento, sino que también cumple un papel fundamental en la identidad cultural de una sociedad. Los conciertos son espacios de encuentro, de expresión artística y de conexión humana que no pueden ser replicados por una pantalla.
La música en vivo aporta un valor intangible a la vida de las personas, generando recuerdos imborrables y emociones que perduran en el tiempo. ¿Puede realmente compararse esta experiencia con la frialdad de consumir música de forma digital, sin interacción con otros espectadores o con los propios artistas?
Legislación y protección del arte sonoro
Es necesario que se reconozca la importancia de proteger el arte sonoro en todas sus formas, incluyendo los conciertos en vivo. La creación de normativas que diferencien claramente entre el ruido molesto y la música en directo es fundamental para garantizar la continuidad de una escena cultural vibrante y diversa.
Los artistas y músicos merecen un espacio donde puedan desarrollar su talento y compartirlo con el público sin temor a ser equiparados con fuentes de ruido indeseado. La música en directo es un arte que enriquece el alma y merece ser protegido y promovido.
Conclusión: El valor único de la experiencia en directo
En definitiva, la música en directo no es simplemente un sonido que se escucha, sino una vivencia completa que involucra todos los sentidos y emociones. Apostar por la protección y promoción de los conciertos en vivo es apostar por la riqueza cultural y social de una comunidad.
Así que la próxima vez que te encuentres ante la disyuntiva de quedarte en casa haciendo scroll o salir a disfrutar de un concierto en vivo, recuerda que la música en directo ofrece una experiencia única e irrepetible que ningún feed digital podrá igualar.